El País Acuático es el primer espectáculo teatral infantil de Teatro do Noroeste estrenado en el 2000, escrito e dirigido por Eduardo Alonso.
El verano lo podemos asociar (a veces) a vacaciones, sol, playa, mar, calor,… incluso a la sed y la escasez de agua en ciertos lugares debido a las altas temperaturas. Esto es lo que les ocurre a los habitantes de El País Acuático, un lugar sin agua en el cual sus habitantes tendrán que buscar la manera de solucionar este problema a través de la organización y la imaginación.
En El País Acuático cinco actrices y actores interpretan a los personajes que cuentan la historia de este país, un país que, a pesar de su nombre o quizás por el, no tienee agua. Un país sin mar, sin río, sin regato, sin charco, sin encoro, sin pozanco; pero que, gracias a la imaginación de sus habitantes, alcanzó lo que más estimaba: transformarse en un país hermoso y florido, lleno de fuentes y surtidores.
“Non fue sencillo llegar a la situación ideal, hubo quien quería comerciar con la poca agua que había, consiguiendo grandes beneficios y provocando una gran carestía de este preciado líquido, que llegó a estar a un valor astronómico, obligando a muchos habitantes a emigrar para conseguir trabajo en otro país y obtener así los recursos que el suyo se les negaba. Tan mal llegaron a estar las cosas que hubo revueltas y tumultos y se hizo necesario crear una milicia para que defendiera el derecho de unos pocos a beneficiarse mucho a costa de que muchos se beneficiasen poco.”¹ O más bien nada. Esta historia es una metáfora de lo que ocurre en el mundo en el que la riqueza la controlan unos pocos y para otros es ajena.
El País Acuático es un lugar fantástico y la historia está inspirada en un cuento, El mercado de Edward Bellamy, un autor socialista utópico de finales del siglo XIX. Este cuento es una parábola con un simbolismo claro e tajante.
«Pero los capitalistas eran hombres de entendimiento y sabios en su generación.
Organizaron al pueblo, que era ya siervo suyo.
A algunos los pusieron a trabajar en los manantiales,
a otros los emplearon en transportar el agua
y a otros los mandaron a buscar nuevas fuentes.
Y todo el agua fue reunida en un mismo sitio
y allí construyeron un gran depósito para guardarla.
Este depósito se llamó “El Mercado”.» ²
La idea de la obra teatral El País Acuático escrita por Eduardo Alonso y estrenada en el año 2000 en Ribadeo, en realidad ya le surgiera tres décadas antes. Cuenta el autor que “ya en los últimos años de la década de 1970, en los que estábamos en Madrid, teníamos la intención de hacer una adaptación teatral del cuento de El Mercado, de Edward Bellamy.”
La lectura de este cuento y “los años que comenzábamos a vivir en España y concretamente en Madrid con la muerte del dictador a las posibilidades de que se abriera una democracia en España nos inclinó a hacer algo sobre la organización de las sociedades. Y, sobre todo, algo para las generaciones venideras.
Nos parecía una manera muy sencilla y didáctica de explicar lo que nosotros entendíamos que era nuestra sociedad capitalista y su perverso funcionamiento. De ahí salieron dos textos, un trabajo inicial infantil que se llamaba La máquina que sabía hacer actores y un texto para adultos que se llamaba Corren tiempos raros, tanto uno como el otro estaban inspirados en El mercado. El espectáculo infantil no tuvo mucho recorrido, pero el de adultos, sí. Lo representamos durante todo el año de las primeras elecciones democráticas en 1977. De vuelta en Galicia, ya a la altura del 2000 pensé que podría retomar el trabajo de hacer un texto con El mercado pero de teatro infantil, y salió El País Acuático que tuvo una larga vida.”
Y a día de hoy, El País Acuático sigue siendo un texto interesante y actual. En su momento, esta obra teatral obtuvo una Mención Especial en el Premio ESTORNELA de la Fundación Xosé Neira Vilas, en su primera edición del año 2000, y está publicada en Edicións do Castro, 2001, en su colección de teatro para niñas y niños.
«El texto explica de una manera muy didáctica como trata de organizarse la socieda capitalista.
Llama la atención sobre los peligros de esta transformación y, en cierta medida,
ayuda a comprender los sistemas democráticos de votación abierta.» E. Alonso
Este montaje teatral producido por Teatro do Noroeste hace más de 20 años fue el primer montaje de teatro infantil de la compañía con una línea más didáctica para niñas y niños que los espectáculos para un público adulto.
«No diferenciamos mucho entre teatro para adultos y teatro infantil,
excepto en que el teatro infantil debe tener siempre un aporte didáctico importante.» E. Alonso
La obra tiene un carácter familiar ya que las escenas de este espectáculo dan pie a diversas interpretaciones dependiendo de la edad del público, aunque fue escrito más específicamente para las pequeñas de entre 7 y 12 años de edad.
“Seguramente el tema del capitalismo, inicialmente no parezca un tema para niñas y niños. Pero a nosotros nunca nos gustaron eses temas blandos y dulces que suele tomar el teatro infantil. Como si a las niñas y niños les hubiese que describir un mundo feliz y de múltiples colores todos brillantes y alegres. En cierta medida, eso es un engaño. A la infancia hay que hablarles de una manera determinada, pero sin mentiras nin babosadas. Ellos saben de sobra que la realidad es como es. Cuanto antes tengan argumentos intelectuales para afrontarla, mejor." dice Eduardo Alonso.
El vestuario y maquillaje en este espectáculo, realizado por Carmela Montero, es muy colorido y especial ya que los protagonistas son payasos que explican en las diversas escenas como es el mundo con sus contradicciónes de riqueza y pobreza. Dice Eduardo sobre la elección de estos personaxes: “el clown es el personaje primigenio capaz de ser todo”. El elenco estaba formado por Luma Gómez, Elena Atienza (y Rebeca Montero), Luisa Veira, Xosé Vilarelle y Carlos Mosquera Mos.
«En este montaje fue una de las primeras veces que decidimos que los actores y las actrices
interpretaran también instrumentos musicales. Actores e actrices totales.» E. Alonso
La música siempre juega un papel relevante en las obras de Teatro do Noroeste. Esta música fue compuesta por Chefa Alonso.
«Las músicas siempre son muy importantes en las obras de teatro.
El teatro, como la música, tiene que tener un tiempo, un ritmo y una melodía.» E. Alonso
Nos cuenta Eduardo Alonso una anécdota curiosa sobre esta producción: “El espectáculo estuvo muchos meses en cartelera. Tantos que recuerdo que Rebeca Montero tuvo que sustituir a una de las actrices, concretamente a Elena Atienza porque esta estaba embarazada e le llegó la hora de parto, y pocos meses después, Elena Atienza tuvo que sustituír a Rebeca Montero porque también quedó embarazada y se puso de parto. Tuvimos, durante la distribución del espectáculo, dos “camadas”.”
Sobre el resultado del espectáculo y su acogida, el director y autor, Eduardo Alonso nos explica que “la obra funcionó estupendamente con público. Cuando la ensayábamos nos preocupaba como respondería la audiencia a la escena final en la que se menta una votación del público decidiendo el final. Considerabamos que en la representación iba a ser muy difícil de controlar. Pero estabamos equivocadas, las niñas y niños aprendieron enseguida a comportarse en una democracia.
(...) El público infantil lo disfrutó mucho. Los programadores y programadoras quedaron un poco asustadas considerando que, a lo mejor, non era un tema para los niños y niñas” pero non fue así”.
«Un puuere eblo mde sed e hay agua para todos. Que hacer? Repartirla entre todos» ³
Más información y materiale de este espectáculo en:
♦ Aquí puedes visualizar: la sinopsis completa, la ficha artística y técnica, las fotografías y el vídeo completo del espectáculo.
♦ Aquí puedes visualizar: todas las fotografías del espectáculo, las ilustraciones del vestuario, las partituras de la música y el clipping de prensa.
¹ “Un país sin agua”, artículo de Los Viernes de Arousa no Faro de Vigo, 9 de febreiro de 2001.
² Edward Bellamy: “El Mercado” de la colección Se hace camino al andar, 1975, páxg. 29.
³ Introducción del libro de la colección Se hace camino al andar, 1975, donde aparece el cuento de Edward Bellamy.